lunes, 30 de junio de 2008

El libro de caras

Estos últimos días los pasé trasteando con facebook. Hasta ahora sólo había utilizado las redes sociales por motivos profesionales, es decir, para buscar gente con quién trabajar. Pero facebook me ha descubierto el lado divertido del internet social.

Empecé añadiendo a mis amistades más cercanas, impulsado sobre todo por mis amigas y amigos más jóvenes, que parecen estar olvidando algo llamado e-mail. Poco a poco, busqué más atrás en el tiempo: londres, berkeley, el instituto, el colegio.

Ahora justo acabo de chatear con un amigo del instituto con quién no hablo desde hace más de diez años. A través del filtro electrónico, hemos intercambiado cuatro lugares comunes, y hemos quedado en vernos.

He ido buscando a más personas. A -t, la chica mayor que yo que me volvió loco nada más entrar en el instituto. Nunca olvidaré sus enormes pechos y sus miradas lascivas. Yo era un pardillo y varias veces lo he lamentado.

Y luego -r, de quién quizás podría conseguir el número, pero que me apetece más reencontrar en el mundo virtual. Igual que hacía entonces, le podré enseñar mis escritos, pero ahora ya no será necesario que se los entregue en mano. Cuánto lo echo de menos, pero tal como era. Como cuando nos tomamos una copa de vino perdidos en Paris, o como cuando me explicó su primer polvo o como cuando aprendíamos a tocar la guitarra.

Como cuando, cuando como.

El tiempo tiene la manía de ser lineal, y cuando cruzamos una edad ya no podemos saltar a otra durante un rato. Porque estaría bien volver a tener 16 o 20 años durante unos días, y reencontrarnos de verdad con antiguos amores y antiguos temores. Saldríamos a tomar unos cubatas, y hablaríamos de nuestro sueño de ser escritores y de utilizar los condones del fondo del cajón.

Supongo que algún día se inventará una red social para nostálgicos, en donde podremos crearnos un perfil en el que tengamos 16 años. Y trataremos los temas que tratábamos entonces, y pretenderemos estudiar para los exámenes de junio.

Y entonces cambiaremos a Facebook, y veremos las fotos de los hijos de los nostálgicos, y nos alegraremos de que el tiempo sea lineal, y siga tocando para nosotros.

3 comentarios:

  1. buen final.

    pues yo creo q tengo cuenta, ahora me dices y te agrego. o algo.

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  2. me alegra que te gustara el final porque lo pensé un rato :)

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  3. Fruitman, se te nota el deje Feliniano en la descripción de la chica del instituo y su opulente pecho!Excelente.
    A veces siento lo que tú, que molaría haber sido capaz pero si miro ahora sigo igual de pardilla para las relaciones personales así que supongo que feis ya me vale como red social.
    :-)

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