sábado, 22 de julio de 2006

Roadhouse blues

Came back home late at night, driving my car. I turned on the radio, RN3, broadcasting from FIB... thought of Torjman, must be having fun with Pixies, the asshole...

I had spent the whole evening packing at my grandpa's, hundreds of books and movies... I can't help reading a bit of every book or dvd before buring it deep inside the box of indeterminate time, so packing took me almost 5 hours. Anyway, it felt really good packing and reading, thinking this was a sweet present from my grandpa, looking at the empty flat, throwing away the rotten food in the refrigerator.

And then the radio played Roadhouse blues, a dreadful cover with Echo and the Bunnymen. And so I decided it was time to go home, fast, really fast, and tune The Doors on the iTunes. And so I did, and I'm listening to Roadhouse Blues now, by The Doors, and the world is fine again. I can sleep.

viernes, 14 de julio de 2006

Jaime Gil de Biedma

Quizás uno de mis poetas favoritos. Podría transcribirles aquí Pandémica y Celeste, o Albada, o No volveré a ser joven. Pero opto por este otro, más corto, y menos bueno:

Happy Ending

Aunque la noche, conmigo,
no la duermas ya,
sólo el azar nos dirá
si es definitivo.

Que aunque el gusto nunca más
vuelve a ser el mismo,
en la vida los olvidos
no suelen durar.

jueves, 13 de julio de 2006

Puto calor

Habiendo sufrido en mis carnes el calor del trópico en Hong Kong, no debería estar tan asqueado con el calor de estas últimas tardes (las mañanas las paso refrigeradas), pero qué quieren, me ha cogido por sorpresa, en el doble sentido del verbo.

Hoy ingresaron a mi abuelo en el hospital. Mi madre y mi tío lo encontraron de madrugada entre sábanas literalmente bañadas en sangre. Finalmente, fue sólo una hemorragia nasal sin excesiva importancia, pero perdió mucha sangre y se quedará un par de días en el hospital, en "observación". He ido a visitarlo esta tarde, lo he visto desnudo y frágil, y he pensado en lo que debía estar pensando mientras le hacía broma y le advertía que estaba ya mayor para seguir con el boxeo.

Seguro que, mientras se cagaba encima, se ha cagado en la puta vida, y acaso pensaba en la carne de esa mujer joven que ya nunca volverá a morder. No, ahora sólo le queda hablarle a la enfermera de lo sabio que es su nieto, que a los 22 años se licenció en física y se fue a buscar la vida a un lugar llamado San Francisco, y ahora tiene una novia china guapísima a la que quiere como a una hija.

Me gustaría regalarte mi cuerpo por unas horas, abuelo, y que pudieras emborracharte y fumar y follar con mi mujer durante una noche entera antes de irte al otro barrio. Abuelo, para mi no eres un viejo, e incluso cuando decidas morirte, seguiré tratándote como a un hombre que maldice al tiempo y conserva intacto el deseo.

Así me gusta pensarte porque así me gusta pensar mi propia vejez, esa vejez que los hospitales me recuerdan mezquinos, tan blancos, tan limpios, tan correctos, tan hijos de puta. Y pues mamá tenía dos entradas para el teatro, abuelo, y he querido aprovecharlas porque ella se ha quedado contigo, y te he dicho adiós y te he besado en la frente, y he caminado casi una hora hasta el maldito teatro, cigarrillo tras cigarrillo, con el puto calor, el puto calor que me ha cogido por sorpresa estas últimas tardes.

Estate tranquilo, abuelo, que en unos días volveremos a encontrarnos alrededor de una mesa repleta de pescadito y chipirones fritos, y cerveza sin alcohol, y nos echaremos unas risas, y miraremos con deseo el escote de la camarera, y por unos instantes, quizás, te olvidarás de lo viejo que estás, y al levantar la copa para brindar conmigo, sentirás que vale la pena seguir vivo.

martes, 11 de julio de 2006

Hormigas voladoras

Un nido de hormigas voladoras se ha instalado en mi balcón. Realmente, cariño, era lo último que podía pasarnos. Mientras cenábamos, las putas hormigas voladoras se suicidaban contra la trampa de sudor de mi espalda.

Has hecho una mueca de asco cuando he aplastado a una contra el respaldo de plástico de la silla de Ikea. Y entonces, de repente, te has reído del mundo y has empezado a cantarme...

Era nuestro aniversario y aquella vez lo recordé
Tenía todo preparado,
Caviar, Champagne y bien frappé
Tenía que ir a buscarte en mi Chevy 86
Cuando a un lado del camino,
Algo extraño vislumbré:
Que la tierra temblaba y la gente rezaba
Le dije a un hombre ¿Qué fué, Mister?
Me dijo algo de escala Richter
Y la tierra se abría y la gente caía...
No fue mi culpa esta vez,
Fue la falla de San Andrés, esta vez no te fallé,
Fue la falla de San Andrés...

No sabía que te sabías las de Kevin Johansen... No ha estado mal la velada. Las hormigas fueron nuestra falla de San Andrés...

Tarde de sol

Son las 19,30h cuando regreso a casa. Mi jornada ha terminado y dispongo de unas horas de libertad entrecomillada antes de irme a dormir. Hoy no hay ping-pong, ni porro, ni ganas de caminar hasta la piscina, y la guitarra no suena como yo querría. Tampoco me apetece el cine que me propone Landiman, y comenzar a preparar el artículo que debo escribir hace tantos meses se me atraganta de nuevo en la garganta de la desmotivación.

Quizás sea el calor, el cansancio acumulado. No creo. Estoy intranquilo ante tanta tranquilidad, estoy cabreado y plácido a un tiempo, aburrido por la felicidad de la monotonía perezosa. Hace semanas que laten ideas difusas en mi mente, proyectos que nunca comienzan, impulsos que no toman una forma concreta.

En esta tarde de sol, me apetece tan sólo hacerte el amor, y dormirme a tu lado.

domingo, 9 de julio de 2006

Bewitched, bothered and bewildered

Cuando llegamos a casa amanece. Dejamos los gintonic moribundos en vaso de plástico de la discoteca, ponemos música en el iTunes, miras por el balcón los cientos de balcones que la luz pinta de nuevo, como cada mañana, iguales. Te tomo una foto que ahora miro, y no sabría decir si acabas de levantarte o regresas de una noche de cerveza y ginebra, porque tu piel resplandece y oscurece a un tiempo como el agua del mar.

Y es extraño, extraño porque de repente Ella Fitzgerald canta Bewitched, bothered and bewildered, y el mejor piano, y la mejor voz, y los gemidos de los gatos del patio, acogen un baile que es abrazo, un abrazo que es bailar muy lento, apenas insinuado, apenas bailar.

Sé que si intento besarte dejaremos de abrazarnos, y la luz del dia será más real porque nos indicará la realidad. Y así ocurre, y te vas, y dices adiós con palabras, pero luego retrocedes y dices adiós con un beso en cada mejilla.

Y yo regreso a mi cuarto, y miro los gintonic, y 21 horas más tarde me siento a escribir escuchando la misma canción de Ella Fitzgerald. La lista de reproducción del iTunes dura exactamente tres horas y veinticinco minutos, las mismas tres horas y veinticinco minutos que me separan ahora del momento del dia anterior que ahora evoco.

A veces las casualidades suceden. A veces, las casualidades son las únicas cosas capaces de evocar las certidumbres del mundo. Compartir la soledad es una hermosa paradoja.

Pero no entiendas estas palabras como una evocación romántica. Se trata simplemente de escribir un momento. Segundos compartidos junto a un cuerpo y a una canción que sólo intuyo ciertos cuando suceden. Es inútil buscar explicaciones para las cosas que sólo tienen sentido cuando suceden.

Este es un texto incompleto, incierto, verdadero o quizás falso. Pero no escribo para explicar ninguna verdad. Tan sólo se trata de escribir, pensar, acompañar a una cerveza y quizás despertar en ti, lector, un ápice de complicidad; sentirnos más verdaderos.

Cuando llegamos a casa amanece. Miras por el balcón los cientos de balcones que la luz pinta de nuevo, como cada mañana, iguales. Te tomo una foto que ahora miro, y no sabría decir si acabas de levantarte o regresas de una noche de cerveza y ginebra, porque tu piel resplandece y oscurece a un tiempo como el agua del mar.

martes, 4 de julio de 2006

Old is the night

Joaquin has read lots of books; many of them I wish I had. But he's a real reader, I'm just a lazy dreamer. Anyway, he introduced me to Jaime Sabines, the mexican poet. Here's one by him, kind of translated later by the very same Mr. Fruitman:


Vieja la noche
by Jaime Sabines


Vieja la noche, vieja,
largo mi corazón antiguo.

¡Qué de brazos adentro
del pecho, fríos,
se mueven y me buscan,
viejo amor mío!

La noche, vieja, cae
como un lento martirio,
sombra y estrella, hueco
del pecho mío.

Y yo entretanto, ausente
de mi martirio,
entro en la noche, busco
su cuerpo frío.

No hay luna, locos,
desde hace siglos.
Sólo un breve milagro
cuando hace frío.


Old the night, old,
long my old heart.

An army of arms inside
my chest, cold,
moves and chases me,
my old love.

The night, old, falls
like a slow torture;
shadow and star, hole
in my chest.

Ignoring my doom,
I meanwhile
enter the night
looking for her cold body.

There's been no moon
for centuries, you fools.
Only one short miracle,
when it is cold.

lunes, 3 de julio de 2006

Quiet night

Late, late, late... always late. Sunday, sunday, sunday... always sunday. No matter what, no matter how, I find myself once more typing to fight against the end of the weekend. But it's over, in fact it's already monday, and my typing is similar to the movements of the fish that dies in the hands of the fisherman. But no, this is not an accurate metaphor: the night is quiet and I'm fine. Every external sign is fine. Inside, inside, the trouble is inside. Or maybe there's no trouble, and it's just another trick of the mind. Late, late, late... Mind.

There's no peace inside, and yet, the night is quiet like a fish in the sea.

sábado, 1 de julio de 2006

Cuento contigo

Estaba un dia buscándome unas rolitas, cuando...

(algún dia, será la primera frase de un gran cuento)