domingo, 29 de enero de 2006

Fin de semana creciente

Creciente, porque fue de peor a mejor, como la luna, que siempre es más hermosa cuando se muestra llena, desnuda de blanco. La semana había sido bastante mala en lo personal: estaba resfriado y por las tardes, no conseguía concentrarme para preparar la clase del lunes. La tendencia siguió igual el viernes: nada salía de este teclado, las ideas no acudían a mis manos.
Y el sábado fué el desenlace: seguía igual de espeso, la garganta parecía que me dolía menos, pero las ideas seguían atascadas quién sabe dónde. Recuerdo haber pasado una tarde fatal: del sofá al ordenador, del ordenador al sofá... y vuelta a repetir. Me dolía mucho la cabeza y estaba furioso contra mí mismo. ¿Cómo era posible estar así de atascado? ¿Y por qué seguía pensando en lo que no debía pensar? ¿Por qué era incapaz de centrarme en algo concreto? Dí un golpe en la mesa muy fuerte, quise llorar y lloré sin lágrimas, exhausto, odiando mis sentimientos y mi inacción. Y así fué como decidí anular la clase del lunes: no podía exigirme tanto, estaba enfermo, con la cabeza drogada por el desenfriol, había trabajado mucho y sin resultados, y ya no podía más. A veces, hay que dar un alto y aceptar las propias limitaciones; a veces por mucho que queramos, el contexto no es propicio, y es inútil pretender vencer a los elementos.
Medité salir con Torjman por Gracia, pero llovía y me daba pereza. El plan era apetecible, unas birras, un bailoteo, la búsqueda conjunta de alicientes femeninos, pero mi cansancio era mayor. Así que llegó Korina, y le dije que fuéramos al cine con Landiman. Y eso hicimos, y a partir de ahí comenzó una noche fantástica.
Tras el cine, nos dirigimos al Marsella, y por el camino un camello muy amable nos dio chocolate de gratis. Y Joaquinsito, tengo que llevarte al Marsella, y nos tomaremos unas absentas y será mejor que Praga, ya verás. Porque las absentas nos cayeron de la puta madre, y con apenas cinco euros en el bolsillo, nos dirigimos al bar anarquista. En un rinconcito, comenzamos a charlar como si estuviéramos en casa, todo muy tranquilo, rodeados de libros y de una vela y de buena música, liando porretes y bebiendo cerveza, y bromeando acerca de un mensaje de móvil que no logramos descifrar. Porque cuando voy borrachete, me da por escribir mensajes de móvil, y me encanta recibir las respuestas, saber que a las 3 de la madrugada todavía hay almas despiertas, y comentar, y hablar, y volver a escribir, y seguir riendo, sobre todo reir, reir mucho.
El domingo ha sido también apetecible. He logrado olvidarme de alguna obsesión que últimamente me taladra, he leído tranquilo, en paz y sin prisa, y Lluís me ha enseñado unas escalas para tocar jazz y me ha hecho feliz aprender nuevos secretos de la guitarra.
Ahora ya me voy a dormir. Estoy algo nervioso por empezar de nuevo la semana. Presiento que va a sucederme algo que todavía no sé si es bueno o malo. De momento, intentaré dormir plácidamente. Voy a poner a Calamaro, esa canción que tántas veces he escuchado estos últimos dias. Me fumaré un cigarrillo, escucharé el silencio, y cerraré los ojos.

miércoles, 25 de enero de 2006

Sin la calma

Estos días están siendo demasiado contínuos. Me cuesta encontrar un momento de calma. Mi cerebro no descansa, y tampoco lo hace mi corazón. Llego a casa y sólo deseo levantarme sin sueño el día siguiente, pero no consigo trabajar ni tampoco descansar.
Y además, vuelvo a sentirte tan lejos... es muy duro querer tanto y no poder dar ni siquiera un abrazo. Acaba uno algo desquiciado, acaba uno deseando cualquier abrazo. Pongo a Tracy Chapman y quiero escucharla contigo, y luego suena Pink Floyd y claro, I wish you were here. Cosas del iTunes, malvado disk jockey.
Querer a 12,000 kilómetros de distancia es como tener un montón de trabajo pendiente: siempre pensando que nada es permanente porque todo está por hacer. Lo que más me gusta de terminar lo que comienzo es el placer de saber que todo fue bien, que fui otra vez capaz de hacerlo bien. Lo que más me gusta es sentir que he terminado, y que tengo derecho a estirarme en el sofá con los brazos en la nuca, sin absolutamente ninguna preocupación en la cabeza.
Pero el amor, cuando se tiene, cuando se consigue, ¿acaso nos da esta paz? ¿Acaso entonces, estarás mejor estirado junto a ella?
Este blog ya no me da esa paz, ese encuentro puro conmigo mismo: es demasiado público para permitirme pensar libremente.
Bueno, vuelvo aquí después de haber pasado un buen rato fumando. Mañana voy a tener que trabajar otra vez, pero hoy lo pasé bien vagueando, escuchando música por escuchar. Así que seré coherente, y en vez de dar coherencia a esto que he escrito, voy a sentarme a escuchar la canción que ahora suena. Y apretaré en "publicar", y no les diré de qué canción se trata.

martes, 24 de enero de 2006

No pienso

Ay, esta tarde al volver del curro me puse a leer el artículo, y ni modo, como dice Joaquín. No me entra ná de ná, no entiendo ná, como dice José. Hoy es una de esas tardes que pasaría fumando y haciendo el amor perezosamente. Supongo que a falta de sexo y de cariño, necesito hacer deporte. Realmente, una piscinita ahora sería algo deseable en estos momentos en que escribo. Escribir: la tercera opción.

lunes, 23 de enero de 2006

Another one

-a wrote saying what's going on with the fruitman writing in Spanish. I wouldn't really know, -a, since the fruitman is kind of weird. Sort of like the guy in Bancroft: you really never know what's rambling around their minds, but somehow they are always around. So, the fruitman's writing in English (or quite a good iteration of English, as ktur would put it) again.
Anyway, I came back home from my second class at a public university today, again quite exhausted. It's been two exhausting weeks preparing the classes after office work, and on weekends, and even though now I'm sure there's going to be no problem with the course, still the task of 8 more classes to go looks quite daunting to me. Peace will come in April, with spring, when I'll be again liberated from extra-office work.
Now I'm going to smoke a little bit of grass, and watch "A night in Casablanca", by the Marx Brothers. I'm quite sure you'd like it, -a.
Good night, my dears.

jueves, 19 de enero de 2006

Escribir y soledad

A veces escribir es un remedio contra la soledad, una buena compañía con quién charlar un rato. Igual que leer, como lee la chica en el tren, miedosa por encontrarse durante media hora cara a cara con la nada y con la espera.
Abre el libro, busca la página donde dejó la lectura la última vez. Algunas llevan un punto para recordar dónde regresaron a la soledad de sus vidas, dónde abandonaron al personaje principal de la novela.
Abre el libro, y entonces ella es mi novela. Empieza decidida, al minuto gira la vista hacia la ventana, vuelve de nuevo al libro. Me gusta ver leer a una mujer. Es algo muy sensual. Me gusta entrar dormido en el tren, por la mañana, con el frío y el sueño, y sentarme al calor de la calefacción y el asiento, y a través del reflejo de la ventana, verla leer. A veces rubia, a veces morena. A veces joven, a veces no tanto.
Las ventanas del tren reflejan escenas fascinantes cada día. Una vez me quedé absorto todo el trayecto en el reflejo del rostro de una chica que miraba el paisaje. Era una imagen de Manet, un Robert Doisneau en color y carne y realidad.
Me gustaría poner algunas buenas fotografías en las paredes junto a mi mesa, en la oficina. Una foto de Marilyn mirando a la càmara con un fondo de árboles desenfocados. La joven de la perla de Vermeer. Harvey Keitel en Reservoir Dogs. Miles Davis en los años 40. El cartel de Manhattan. Un estanque de Lotus chinos.
Caminando por Hong Kong, un dia, vi la flor de Loto. El nenúfar, cuando muere, cae al agua, se sumerge, y fecunda en la tierra otro nenúfar. Pero la flor de loto sólo vive una vez, y no deja descendencia. Muere, y nada nace de ella. Por eso, es muy raro ver una flor de loto.
Tantas imágenes y ninguna, ninguna, me consuela de tu ausencia.

Volviendo al principio

Volviendo al principio de la tarde, cuando bajábamos en el tren, y Anita me ha dicho que esto no es un diario, que son pensamientos profundos. Creo que ha usado esta expresión, o algo parecido. Sin embargo yo creo que tiene bastante de diario. Sí, quizás no enumero lo que he hecho en el día, si ha pasado esto o aquéllo, si este ha dicho tal cosa.
Bueno, quizás no me apetezca desvelar tanto de mí: en ese sentido, un diario secreto es mucho mejor. ¿Se imaginan si supieran todo sobre lo que pienso de ustedes? Sería tremendo, pero también terrible. Porque yo estoy seguro que pienso muchísimas cosas sobre ustedes que no son ciertas seguramente, y sin embargo las pienso. Y es que iba a perder a más de un amigo, a más de una amiga, si pudieran conocer todos mis pensamientos.
Y supongo que es normal. Quiero decir, el cerebro no puede ser tan perfecto. Es imposible no tener pensamientos contradictorios, incompatibles, erróneos, incorrectos.
A mi lo que me gusta, Anita, es recordar por qué me puse a escribir lo que escribí tal día. Por qué escribí, y en qué circunstancias, ese pensamiento profundo. Entonces empiezo a recordar, y puedo leer el diario de aquél día en mi pensamiento (aunque un poco de maría nunca está de más)
Recordar, por ejemplo, por qué escribí aquél poema sobre el taxi en el que regresé, tenía 20 años, sólo a casa. Cómo cambian las cosas. Entonces me enamoré tanto de tí, y ahora soy incapaz de reproducirlo. ¿Quizás por qué ya no tengo 20 años? Puede ser, por qué a mis 27, todo ha cambiado demasiado.
Aunque empezáramos a vernos, otra vez, ya no sabría enamorarme de nuevo, sentir lo mismo que en aquél taxi.
Todo el mundo debería escribir un diario. Sería sencillo, son tan sólo 20 minutos al día. Poco a poco, el diario les iría absorbiendo, y acabarían dedicándole muchos días de poco sueño. Entonces podrían conocer de verdad a aquellos que aman. Saber si todavía les absorben más que su propio pasado escrito en unas páginas electrónicas de un diario. Saber si todavía sienten lo mismo que aquél día, hace muchos años, en que se sentaron en un banco bajo un árbol, y se dijeron que se querían. El césped verde del campus delante, el pequeño edificio junto al campanario donde él tenía un pequeño despacho. ¡Qué pardillo era entonces!
¿Qué haría, ahora, con un despacho junto a ese campanario? ¿Qué haría, ahora, con las vistas de la bahía desde el monte? ¿Con las mujeres que no conoció, con los hombres que conoció?
El mundo es puto azar. Nada tiene sentido por qué todo tiene sentido. Yo creo que lograré ser feliz, y que tú también lo seas.

miércoles, 18 de enero de 2006

Noche

A veces resulta imposible detener a la noche. Por mucho que uno quiera, la noche resiste a que su propia oscuridad te cubra y te deje dormir. A veces la noche quiere luz.
Y yo, que tanto amo a la vida en estos momentos de la noche solitaria; solitaria pero llena de tu presencia, y de la tuya. Sé que mañana voy a tener sueño, mucho sueño, y sin embargo algo me retiene aquí, escuchando Never stop falling in love. Algo a lo que amo verdaderamente, pero que quizás es consecuencia del contexto del que soy prisionero a la mañana siguiente.
Mi novia tiene una extraña obsesión por las flores; bueno quizás no tan extraña entre las mujeres. En fin, desde que la conocí, me ha repetido tantas veces que quiere flores... y cada vez que la veo mirando las flores que acabamos de comprar o de coger, y que acaba de colocar en un jarrón, cada vez que la veo mirando, me enamoro de nuevo.

Nosotros,
que nos queremos tanto,
debemos separarnos,
no me preguntes más.
No es falta de cariño,
te quiero con el alma,
te juro que te adoro,
y en nombre de este amor
y por tu bien,
te digo adiós.


En fin, sí, la noche. Es tarde. Le explicaba a Landiman, estirados en el sofá, que me encanta el programa para bajar música que me recomendó su novia, y él me ha contestado que ya acababa de comprender cómo resolver la integral matemáticamente, y ha empezado a hablar en voz alta sobre infinitos y densidades y bla bla bla. Y yo he pensado joder tio, yo hablando de tu novia y tú va y resulta que no me estás escuchando y que tu cabeza está en las putas matemáticas. Pero es tu manera de crear, igual que yo escribo esto ahora tu satisfaces tu creatividad de otro modo. Y además, mañana no te tienes que levantar a las siete, cabrón.
Y en fin, que ya no sé por qué había empezado este post. Quería escribir sobre algo que ya no recuerdo. Bueno, pues a ver si mañana es un buen dia, y nos reímos mucho, y siga enamorado de tu manera de mirar una flor (y vaya puta cursilada que acabo de escribir, pero es que además de un 100% heterosexual y un 50% homosexual, también tengo un 30% de cursi rematado).
¿Y a quién coño le importa? Nunca he obedecido a nadie más estúpido que yo durante mucho tiempo. Sweet Home Alabama, pero sin el rollo racista, es la banda sonora ideal ahora mismo.

domingo, 15 de enero de 2006

Viejas fotos

He estado chateando con mis dos mejores amigos latinoamericanos en Berkeley. Uno, Bernado, sigue en Berkeley; el otro, Joaquin, está en Tijuana. Hemos usado Skype para mantener una conversación con voz los tres a la vez. Empezábamos a las 12 y algo de la noche; ahora acabo de colgar, y son más de las tres. Casi tres horas hablando, y parece nada.
Nunca antes había mantenido un ménage a trois digital. La verdad es que suelo chatear via texto. Pero ha sido muy divertido, y en ciertos momentos podía verlos a los dos aquí conmigo. Es diferente, porque por ejemplo se te hace raro cuando no te hablan; como no hay contacto visual, te parece que te quedas fuera de la conversación si no te hablan directamente. Así pues, hay que procurar hablar para los dos interlocutores a la vez. Supongo que habrá alguna teoría lingüística que explique este fenómeno, pero francamente no me importa lo más mínimo ahora mismo.
Luego me he quedado chateando con Joaquin a solas, y nos hemos enviado alguna foto. Y así, buscando en el iPhoto, me he cruzado con una foto que me tomaron hace tiempo, y he recordado con una ternura olvidada. La foto me ha permitido sentir algo que ahora ya no siento. Y he pensado que era una buena foto.
Cuando la tomé, pensé que me había quedado borrosa. Sin embargo, ahora ese desenfoque le otorga una especie de magia que me permite transportarme a ese momento, y sentir lo que entonces sentía. Ha sido muy bonita, la sensación. Por un momento he manipulado el tiempo a mi antojo. Creo que voy a seguir tomando fotos desenfocadas.
En fin, decía que Joaquin me ha mandado unas fotos. En particular, me ha enviado dos: una, como él dice, besando a una chava, y otra besando a un chavo. Y la de la chava estaba bien, y tenía un pecho francamente bonito, pero la del chavo era otra historia... creo que es la primera foto de dos tíos besándose que me gusta e, incluso, excita en cierto modo. Supongo que la maría me ayuda, porque debe quitarme muchos de los prejuicios que nos han ido bordando encima desde que nacimos.
Y es que sí, supongo que igual sí que de forma natural hay a quién le gustan los tíos y quien le gustan las tías pero... ¿no debería ser la bisexualidad un estadio superior? Quiero decir que, si la aspiración del humano debe ser el conocimiento, ¿entonces que mejor que disponer de una estética ampliada, una estética capaz de apreciar sexualmente tanto a un hombre como a una mujer? En fin, no sé si tiene mucho sentido lo que digo, pero a pesar de ir muy fumado yo creo sinceramente que sí. Que igual es falso eso de que exista una naturaleza definida. Que igual la naturaleza es otro invento del hombre, y que no existe nada más que un cuerpo y un cerebro peleándose por hacerse con el control del otro. Que todo se reduce a la batalla entre cuerpo y mente. Aunque igual el cuerpo también es una invención nuestra, pero al menos duele si te das de cabeza contra una roca.
No sé. Creo que me voy a poner unos chistes de Gila que me he bajado del emule, y luego a clapar, que significa dormir.
Bona nit.

sábado, 14 de enero de 2006

Cristina

Hoy ha llamado Cristina pasadas las 7 de la tarde. Este es el comienzo, pero no voy a escribir más aquí. Baste decir que sigo feliz, quizás no tanto como anteayer, pero bien.
Luego he pensado, hace un rato, que antes no estaba tan de moda el feminismo, pero había tías como Joan Baez o Janis Joplin. Tremendas cantantes. Luego me he puesto, y ahora suena, la versión acústica y más flamenca del Corazón Partío, y la verdad es que me gusta. El cabrón tiene unos arreglos de puta madre.
En fin, que tengo música diversa en el iMac. Estos dos últimos días me ha dado por bajarme algo que no sea jazz... para que me curaste cuando estaba herido... quien me tapará cuando tenga frío.
Cristina había discutido y venía. No lloraba, estaba muy cabreada. Pero luego sí lloraba, después lloraba no sé si por lo que había dicho o por tenerlo que decir. Ahora es demasiado tarde, princesa, búscate otro perro que te ladre princesa. Sólo me queda tabaco Nobel, así que me voy a dormir mientras suena, como habréis adivinado, Princesa cantada por Sabina y Alejandro Sanz.
Buenas noches.

jueves, 12 de enero de 2006

Felicidad

Hoy he sido feliz. Hoy he soñado que acariciaba tu estómago muy dulcemente, apenas sin tocarlo, y podía sentir la vida que llevas dentro. Y entonces te abrazaba, y pensaba que ya no iba a poder levantarme nunca más sin pensar en esa vida. Y entonces decías que estabas embarazada.
Suena Georgie on my mind cantada por Louis Armstrong, y yo me voy a dormir contigo.

miércoles, 11 de enero de 2006

Cansancio

Hoy he llegado a casa muy cansado. A las cinco y media de la tarde estaba ya agotado, y sólo ha faltado la reunión a última hora para acabar de dejarme ko. Pero bueno, son cosas del oficio, como dicen, y la verdad es que no me quitan mucho el sueño.
Ayer estuve pensando en los dos años y medio que llevo trabajando en la misma empresa. Creo que he aprendido muchas cosas, sobre todo a nivel humano. Nunca antes había trabajado en una "empresa", mis 25 años de vida habían transcurrido en diversas universidades, rodeado siempre de gente muy inteligente, sin miedos, con toda la vida por construir, delante, abierta, fácil.
En la oficina, he conocido otras vidas, otros estilos, otros problemas. Desde siempre, me han apasionado las personas :) Trabajando, he podido conocerlas más de cerca, en su día a día ordinario. Todas ellas muy parecidas, pero muy diferentes a un tiempo. Y es lo que más me gusta, con diferencia, de mi trabajo: interaccionar con gente que lleva vidas normales, que no hace un doctorado en mecánica cuántica o en literatura medieval, pero que esconde una complejidad psicológica apasionante. Y que sabe reir mucho, y puede enseñarte cosas que no se aprenden en las aulas, pero que son quizás las únicas que vale la pena aprender.
Ahora, tan cansado como me encuentro, pienso que quizás ha llegado el momento de cambiar. De empezar a andar otro camino mucho más solitario, mi pasión más auténtica. Será en unos meses, quizás unos años, todavía no lo sé. Y será muy difícil, porque he aprendido a quereros demasiado. Pero por primera vez, lo dejaré todo para hacer lo que siempre quise. Y eso es para mí la mejor lección que podría aprender.

sábado, 7 de enero de 2006

Txell

Esta noche, Txell fue la que encendió la chispa e hizo que sea posible que ahora me encuentre aquí, a las 4:35 de la noche casi madrugada, escribiendo, cuando me juré esta tarde que el sábado quería levantarme pronto para trabajar.
Pero es que apareció Txell, con esa voz, de repente, apareció Txell Sust junto al piano, con esa camisa de seda china, esos pantalones ajustados, esas botas de cuero y tacones largos... y ese chorro de voz. En fin, no pude resistirme.
Baste decir que esta noche, he llegado a afirmar que Txell Sust no tiene nada que envidiarle a Norah Jones. Y bueno, quién me conozca sabrá que Norah habita en mi pequeño olimpo de las cosas que valen la pena en este mundo.
Pero sí, durante unas canciones Txell (Sust) :) me hizo feliz. Y en algunos momentos, su voz y su cuerpo me permitieron, otra vez, acariciar la belleza de lo simple. Entonces fue cuando sucedió. De repente, me vi subiendo al escenario. Y Txell no pareció sorprenderse, al contrario, saludó mi llegada con una sonrisa que pulverizó cualquier miedo o verguenza que pudiera tener aún. Y canté junto a ella el "all right, ok, you win, I'm in love with you". Y fue fantástico. Estaba limpio, purificado al fin, como te dije en el mensaje que luego recuperaste en tu blog.
Cantaba, y nada podía distraerme de la felicidad que me abrazaba. Creo, incluso, que canté bien, porque bajé del escenario y no vi caras raras, y oí muchos aplausos y algún grito salido de tono de mis colegas. Luego Txell siguió cantando, y terminó su concierto, y ya no la ví más.
A punto de terminar el concierto me fui a la barra y escuché desde ahí todo el último bis. Esperé por donde tenían que pasar los músicos, pero a ella no la ví. Deambulé por Jamboree un rato más, incluso baile con los colegas, pero no debió pasar más de media hora porque al salir todavía no era la una, y el conciertó había empezado casi a las once.
Me pusieron un sello en la mano al salir, a pesar de que no pensaba regresar, y entonces apareció. Estaba hablando con alguien, me vió, sonrió, interrumpió dulcemente a su amigo y se acercó a mí para decirme algo. Las luces de la plaza real eran un cuadro impresionista, y el frío de la noche me recordaba a Paris.
Y ahora sigo aquí, a las 5:03 de la mañana, escuchando "I don't want to get over you", cantada por Willie Nelson y Norah. Norah Jones.

viernes, 6 de enero de 2006

Cry me a river

Esta noche estoy melódico. I paste another lyrics I'm listening to, ahora Cry me a River, played por Diana Krall.





Now you say you're lonely
You cry the long night through
Well, you can cry me a river
Cry me a river
I cried a river over you

Now you say you're sorry
For being so untrue
Well, you can cry me a river
Cry me a river
I cried a river over you

You drove me, nearly drove me, out of my head
While you never shed a tear
Remember, I remember, all that you said
You told me love was too plebeian
Told me you were through with me and

Now you say you love me
Well, just to prove that you do
Come on and cry me a river
Cry me a river
I cried a river over you
I cried a river over you
I cried a river...over you...

Ahora dices que estás sola,
ahora lloras toda la noche.
Bien, puedes llorar el mar,
llorar el mar,
que yo ya lloré por ti.

Ahora dices que lo sientes,
que no eras tú quién se iba.
Bien, puedes llorar el mar,
llorar el mar,
que yo ya lloré por ti.

Me volviste tan loco
mientras tú apenas soltabas lágrima
Recuerda todo lo que ahora olvidas
Dijiste que el amor era un engaño
Dijiste que ya no querías verme

Y ahora, ahora dices que me quieres
Si de verdad quieres probarlo
llora de una vez tu mar
llórame el mar
yo ya lo hice por ti,
yo ya lo hice por ti,
por ti yo ya lo hice... por ti.


Y la verdad es que en castellano pierde mucho. Al menos en el mío. Pero bueno, vamos a ponerlo igual: translated by fruitman&Co.

Boulevard of Broken Dreams

I'm listening to "Boulevard Of Broken Dreams", played by Diana Krall







I walk along the street of sorrow
The boulevard of broken dreams
Where gigolo and gigalette
Can take a kiss without regret
So they forget their broken dreams

You laugh tonight and cry tomorrow
When you behold your shattered dreams
And gigolo and gigalette
Awake to find their eyes are wet
With tears that tell of broken dreams

Here is where you'll always find me
Always walking up and down
But I left my soul behind me
In an old cathedral town

The joy that you find here you borrow
You cannot keep it long it seems
But gigolo and gigalette
Still sing a song and dance along
Boulevard of broken dreams

Camino por la calle de la pena,
el bulevar de los sueños rotos.
Donde el puto y la puta
pueden besarse con descaro
para olvidar los sueños rotos.

Ríes ahora, llorarás mañana
cuando recogas pedazos de sueños
descomupuestos, cuando el puto y la puta
despierten con los ojos húmedos
de lágrimas que delatan sueños rotos.

Aquí siempre vas a encontrarme,
calle abajo, calle arriba.
Pero hace tiempo que abandoné a mi alma
en la plaza de una vieja ciudad.

El placer que aquí encuentras es efímero,
no puedes más que tocarlo,
pero el puto y la puta aún recuerdan
la canción, y bailan cantando
por el bulevar de los sueños rotos.

Translation by fruitman&Co

miércoles, 4 de enero de 2006

Hablando

Estos últimos días me he sometido a un intenso debate conmigo mismo. También he fumado muchos porros, y cigarrillos, y he dormido mucho. En el sofá, estirado, sentado, en la cama, mucho. Poco a poco, he ido hablando con mis amigos y amigas. A medida que iba conociéndome un poco más, era capaz también de intentar dejarme conocer, y de conocer otras realidades.
Ana y Kelly fueron mis confidentes femeninas. Es curioso porque, siendo tan diferentes, las dos me aconsejaron lo mismo: arriésgate, sólo así podrás convencerte.
Me gustó ese café con leche en un bar cutre pero cargado de recuerdos, y me gustó también verme en la Fnac preguntando por la Bella y la Bestia. Nunca pensé que preguntaría cosa semejante en la Fnac, pero ya ves, Anita, luego miramos los calendarios de Babar y de Teo y tampoco eso lo había hecho nunca :)
Tuve también un chateo rápido con Javi; me gustó saber que se había identificado con mi post de fin de año, me gustó verle, es una impresión, un poco más optimista.
Tuvimos también un té con sabor a clara con Torjman, el Torjman locuaz de siempre. Y Landiman, que no supo preguntarme la pregunta que debería hacerme. Quizás el silencio fue la mejor respuesta.
Sé que muchos habréis leído este blog, y habréis pensado que ando mal. Bueno, yo creo que no. Yo creo que es un proceso que de vez en cuando conviene llevar a cabo. Hoy he vuelto a sentirme, esta noche, con fuerzas. Quizás la vida tiene un sentido. Hablar y sentirse querido es un primer paso.

lunes, 2 de enero de 2006

Un cuento

¿Cuánto hace que no escribo un cuento? Desde que dejé de presentarme a premios que, modestamente, siempre ganaba, no he escrito un puto cuento. Mi calidad se desparrama, perdida, por los bytes de este blog. Bien pues esta noche, con un vaso de whisky guardándome las espaldas y un blues aclarando mi estómago y mi alma, me dispongo a escribir un nuevo cuento. Un cuento con ritmo de blues, que empieza donde lo dejamos.

Peter Fruitman se despertó, y encontró la cama vacía. Pero todavía le sorprendió más haberse despertado en la cama: porque recordaba claramente haberse dormido en el sofá. Y desde luego, era imposible que hubiera podido subir a la cama por la escalera de 11 peldaños, en el estado en que recuerda haber perdido el conocimiento y dormir.

Se sirvió un vaso de zumo, puso el iTunes y se descargó el correo. Sonaba Sweet Home Chicago... "come on, baby don't you wanna go..." Pusó a Eric Clapton tocando Crossroads y se sentó en el sofá a pensar. Y entonces, mientras empezaba el sólo de guitarra, recordó el cuerpo de Carla al compás de aquél Crossroads. Dios, cómo habían follado y qué fumados iban... Recordó haberle dicho a Carla, mientras follaban, que el solo de Crossoroads era una de las cumbres del blues eléctrico, y que le parecía acojonante estar follando a su ritmo...

Cuánto placer había sentido Peter Fruitman sólo en ese sofá, y cuánto placer experimentaba ahora con los muslos de Carla sentados alrededor de sus caderas. Y esa guitarra de Eric al fondo, y esos canutos danzando por su cabeza... no se podía pedir más. Y sin embargo ahí estaba Peter ahora, preguntándose dónde coño estaba Carla. Y porqué el sofá parecía tan limpio.

Pero también se sintió feliz, y con pocas ganas de escribir un cuento. No, ya no escribiría más cuentos. Buscaría a Carla, y dejaría de escribir.

Sinceridad

Hoy he hablado con una amiga. Me ha dicho que la había herido, que no se puede hacer daño a los demás para descargarse uno mismo. Que debo aprender a decir "te necesito". Y me ha dicho otra cosa más: que no se esperaba una reacción así por mi parte, que me hacía más sencillo en estos aspectos. Supongo que quería decir que me hacía más entero, más honesto, más bueno.
Supongo que no te valoré lo suficiente, supongo que pensé que no ibas a captar todo el desencanto que había en mis palabras, que no ibas a darte por aludida. Pero vaya si te diste por aludida... ¡menuda bronca me has pegado! "No se puede ser tan bohemio, que acaba uno autodestruyéndose"
Quizás tengas razón. Tú sabes seguramente más de la vida que yo, porque sabes trasladarla a hechos, a realidades. Yo soy más soñador, vivo en un mundo más pasajero. A lo mejor porque todavía no he encontrado las realidades que me atrapen, o a lo mejor porque soy así: incierto, volátil, contador de cuentos, explorador de la belleza y la trascendencia en cada gesto, en cada sonrisa.
Pero los sueños no son siempre tan bellos como el de fin de año. Incluso aunque me despertara solo, fue un bonito sueño. Después de que me visitara mi amigo Al, ese porrete me sucumbió en un sueño tan real, o en una realidad tan ensoñada...
Pero no ha sido hasta hoy, hasta hablar contigo, que he tomado una decisión. Voy a intentar cargar con todas las consecuencias de la sinceridad. En el 2006, voy a ser sincero, voy a ser responsable de lo que pienso en cada momento. ¿Quizás en eso consiste encontrar el camino, en caminarlo sin más, sin pensar en las consecuencias de los actos?
Pues voy a intentarlo. Empezaré con hablar con ella y mostrarme como soy: inseguro, dubitativo, débil. No va a ser fácil. Sé que va a dolerle, y a mi me cuesta mucho hacer daño, aunque creas que el viernes fui un frivolo y un gilipollas. Hablaré con ella y le diré que no, que yo no estoy seguro. Que necesito más tiempo, que no quiero vivir mi vida con ella hasta sentir unas ganas que ahora no son lo suficiente certeras.
Y dicho esto, me voy a comprar y a seguir pensando. Un besito.

Champagne francés

Lo confieso, yo también he participado en el boicot a los productos catalanes: en casa no se ha bebido más que champagne francés. Y ha sido delicioso. Moêt Chandon y Pommery, toda la noche, amenizados con Bombay, Ballantines y maría, mucha maría. Nunca podré estar de acuerdo con ningún estatuto, porque para mi el placer no entiende de fronteras (bien lo sé yo:)
Ha sido un fin de año raro. Llegaba más bien triste, apagado, peleado con mi novia y con pocas ganas de hincarle los dientes a la noche. Más o menos como toda esta última semana, agridulce. Y bueno, no es lo ideal para la noche en que se supone que por cojones tienes que pasártelo bien y abrazar a todo el mundo.
Fui a recoger a mi abuela y cenamos toda la familia materna en casa. Los vi bien, quizás más tranquilos que de costumbre, pero quizás también más felices, más harmonía. Como el vals de Strauss que pusimos justo después de las campanadas.
A la 1 regresé a mi casa, y empezó la otra celebración. Aún no entiendo muy bien cómo podía haber tanta gente en mi habitación y, sin embargo, parecía que había espacio. Encendí un porrete y me serví el primero de una serie infinita de gin-tonics, y escogí el rincón favorito de mi sofá.
Anna estuvo tremenda bailando desde su tribuna particular, con un escote francamente indecente e injusto con todos aquellos que no se llaman Jorge. Quizás por eso tan sólo sus colegas gay se atrevieron a bailar con ella :) Korina y Landiman desaparecieron de repente, presos de la lujuria y el cansancio. Roger y Ana (que escribo con una n para diferenciarlo de la otra Anna, con dos n) fueron excelentes compañeros de viaje en la galaxia de los alcohólicos, y recuerdo reir un montón con ellos mientras la ginebra seguía cayendo descarada. Y en fin, habían otras mujeres (creo recordar que tenían nombres distintos a Ana o Anna, aunque no puedo asegurarlo) y otros hombres, pero la interacción con ellos fue más limitada.
Hubo también un constante tráfico de mensajes de móvil, que ya se han convertido en la otra fiesta, la fiesta virtual. Debo comprarme un móvil nuevo para poderlos guardar todos. Me quedo con este: "tendrás tu beso a las 6, en la calle melancolía nº7."
A eso de las 4 llegó, inefable y elegante con su abrigo de sabina, el gran Al. No pude hacerle los honores y seguirlo en su espiral nocturno: iba demasiado drogado para bajar las escaleras, y me apetecía un rato de descanso para recargar pilas. Las recargué, y a las 5.45am desperté del letargo como por arte de magia, y me dirigí a la calle melancolía nº7, para recoger mi beso. En casa quedaban los restos de la noche, y alguna que otra caricia furtiva que presagia el sexo delicioso del amor.
Estaba esperándome. Llevaba un abrigo de franela cálida que contrastaba con el frío de su piel. Me detuve para mirarla en la distancia, desde el semáforo: fumaba ajena a mi presencia, con los ojos tan brillantes que podía distinguirlos desde la calle de enfrente, destellos de luz contra la oscuridad del pasado. Incluso parecía que estaba el alba con niebla, pero debía ser más bien culpa de mi etílico y ensoñador estado.
Estabas preciosa. Me diste el beso prometido. Hacía mucho frío. Liamos un porro y nos sentamos en las escaleritas de un portal, como dos adolescentes que no tienen más casa que sus corazones. Llevaba los guantes que me regaló mi hermana, y te hizo mucha gracia su mecanismo: los dedos quedan al descubierto pero pueden taparse con otra capa de guantes. Te pusiste mis guantes, hablamos más. Seguía el frío. De repente, la estridencia de una persiana rompió nuestra intimidad: en la acera de enfrente, alguien abría una cafetería. Alguien, a las 7 de la mañana del día 1 de Enero, se había despertado para abrir un bar. "¿Un café con leche?".
Entramos en el bar mientras el dueño todavía estaba encendiendo las luces y calentando la máquina. Me acerqué a la barra y pedí dos cafés con leche. El dueño aventuró un cumplido que nos hizo sonreir: "Parecen ustedes dos enamorados sin casa. Me alegra que sean los primeros clientes del 2006."
Y parece que le caímos bien, porque se sentó con nosotros al traer los cafés, y empezó a hablar contigo: "mi mujer y yo queremos tener otro hijo", soltó de repente. Tú seguías hablándole, y yo pensé en cómo será tener un hijo, y de repente me vino Ana a la cabeza, que el otro día nos dijo que en el 2006 iba a buscar a su segunda hija. ¿Cómo es posible sostener el amor, así tanto tiempo? Me pregunto si se quiere más al marido o al hijo que vendrá.
Pensé que a mi me gustaría tener un hijo, pero no soportaría tenerlo con la persona equivocada. Sería un infierno. Pagamos los cafés, salimos del bar y continué hablándote de hijos y de ser padre y de ser madre. ¿Cómo querer de verdad al hijo si no se quiere de verdad a la madre? Me dijiste que pensaba demasiado, que hablaba demasiado, que se me iba la bola y que si podías dormir en mi casa.
Hicimos el amor, dormimos, y me desperté sólo. Pensé que quizás siempre nos despertaremos solos. Pensé si la pareja más feliz también siente esa soledad al despertarse para servirse un vaso de agua, en mitad de la noche. Pensé en cómo hicimos el amor y en cómo era posible que ya no estuvieras, apenas unas horas más tarde.
Me he puesto a escribir, hará eso de unas horas. He ido reconstruyendo la historia del último día del año durante todo el primer día del año. He ido al cine con Korinna y Landiman: Manual de amor, hemos visto. Muy apropiada para hoy, una comedia italiana sobre las fases del amor. Hemos fumado unos cuantos canutos. Hemos comido excelente en un indio del raval: ese cordero y esas calderetas de verdura al curry, simplemente excelente. Lucita me ha dicho "estic molt trista". He jugado una partida de ajedrez con Landiman mientras Korinna miraba su correo o daba un paseo.
Y al final, he regresado a mi silla para terminar de escribir esta historia, que ya engloba el último y el primer día, y acaso el segundo. Me quedo con el fumar en el portal de la calle melancolía, esa calle que tan sólo tú y yo sabemos reconocer, y me quedo con la soledad de la mañana siguiente, con las ganas de saber dónde te fuiste. Pero volveré a encontrarte, y te lo agradezco. A veces, una vieja amistad te rescata del fondo del pozo. Y despiertas, y el recuerdo del sueño te mantiene feliz unos segundos. Suficientes para seguir queriéndote, vida mía.