Santo es el protagonista de una serie de televisión mexicana de hace muchos años, tantos que es en blanco y negro. Un año, en el festival de cine de Sitges, vimos unos cuantos capítulos de El Santo en una carpa junto a la playa. Nos impactó a todos el personaje de Santo, el enmascarado de plata, defensor de los débiles y azote de la maldad, con una barriga considerable y una agilidad física francamente penosa. Más tarde Val Kilmer haría de El Santo en una peli americana, sin máscara y sin barriga, y con su cabellera rubia.
En fin, todo esto venía porque hoy, jueves 29 de Junio de 2006, es mi santo. El mío, no el de Fruitman, porque Fruitman es un poco yanqui, y en el mundo anglosajón no se celebra esto del santo.
Por supuesto, todos tenemos varias personalidades, aunque algunos bastante más que otros. A mi me gustan las personas difíciles de clasificar, aunque no siempre es fácil tratarlas y sólo el tiempo nos descubre sus constantes, su personalidad única escondida en la multiplicidad de personalidades. Cada persona, un mundo, pero qué complejo es un mundo.
Por eso me gusta, a veces, en noches como esta, pensarte desnuda, con tus ojos cerrados y tu sueño profundo y lejano. Entonces no sé quien eres ni dónde estás, pero te siento más cerca que nunca.
jueves, 29 de junio de 2006
miércoles, 28 de junio de 2006
Deambulando
Ando deambulando entre las últimas horas de la noche, perezoso por dormirme, esperando un último acontecimiento antes de que este dia termine. Me sirvo un vasito de whisky, y apuro mi sueño. Deambulo porque la vida a veces es fácil y te sonríe, o es cabrona, y deambulas como el que espera en un aeropuerto.
Yo he deambulado mucho por aeropuertos, por el mueble bar y los lavabos de aviones transcontinentales, espacios absurdos del mundo moderno donde la gente se cruza y se mira cómplice o indiferente, que a veces es lo mismo.
Mi cabeza está llena de palabras no dichas, de pensamientos inacabados que me persiguen en busca de una salida. Y sin embargo, logro estar tranquilo en esta noche, en un frágil equilibrio que hace ya unos meses que dura.
Tengo una buena vida, aunque a veces me asuste pensar que puedo estar dejando pasar el tiempo demasiado deprisa, que estoy dejando dominarme por el tiempo, por la sensación de que cada cosa irá terminando hasta dejar paso a un equilibrio perfecto en dónde sólo ya mis instintos no se encuentren a gusto.
La moral no es más que otra formulación del paso del tiempo. Por eso es importante conservar el gusto por los vicios: el tabaco, el alcohol, un porrete, una noche de vino y palabras, acaban siendo los últimos actos de rebeldía que cometemos de mayores. Yo lo veo en mi padre: sólo puede rejuvenecer a través de los vicios, y cuando se aleja de ellos sólo le queda la amargura de que lo mejor ya ha pasado.
Pero no me preocupa ahora. Tan sólo escribo un rato, es placer suficiente.
Yo he deambulado mucho por aeropuertos, por el mueble bar y los lavabos de aviones transcontinentales, espacios absurdos del mundo moderno donde la gente se cruza y se mira cómplice o indiferente, que a veces es lo mismo.
Mi cabeza está llena de palabras no dichas, de pensamientos inacabados que me persiguen en busca de una salida. Y sin embargo, logro estar tranquilo en esta noche, en un frágil equilibrio que hace ya unos meses que dura.
Tengo una buena vida, aunque a veces me asuste pensar que puedo estar dejando pasar el tiempo demasiado deprisa, que estoy dejando dominarme por el tiempo, por la sensación de que cada cosa irá terminando hasta dejar paso a un equilibrio perfecto en dónde sólo ya mis instintos no se encuentren a gusto.
La moral no es más que otra formulación del paso del tiempo. Por eso es importante conservar el gusto por los vicios: el tabaco, el alcohol, un porrete, una noche de vino y palabras, acaban siendo los últimos actos de rebeldía que cometemos de mayores. Yo lo veo en mi padre: sólo puede rejuvenecer a través de los vicios, y cuando se aleja de ellos sólo le queda la amargura de que lo mejor ya ha pasado.
Pero no me preocupa ahora. Tan sólo escribo un rato, es placer suficiente.
domingo, 25 de junio de 2006
Ciudades invisibles
"El viajero pregunta:
-¿Por qué la construcción de la ciudad les está llevando tanto tiempo?
Los habitantes responden:
-Para que su destrucción no pueda comenzar"
A veces, alargamos la construcción de nuestras vidas, de nuestros sentimientos, con el mismo propósito. Quizás cuando dejamos de construir comienza la destrucción de la que habla Calvino. Lo dejo apuntado, juzguen ustedes la validez del pensamiento.
Ando fumando un Delicado, nombre irónico pues el cigarrillo es considerablemente fuerte. Ayer me bañé en el mar por primera vez en el 2006. Me gusta el ritual del primer baño del año; sentir de nuevo el agua del mar abrazándome, siempre generosa, siempre hospitalaria.
Tengo una pereza inmensa por trabajar mañana de nuevo... no debí darme una ducha al regresar de la playa, así al menos todavía sentiría la sal en mi piel. Hay cosas que uno querría mantener en la piel para siempre.
-¿Por qué la construcción de la ciudad les está llevando tanto tiempo?
Los habitantes responden:
-Para que su destrucción no pueda comenzar"
A veces, alargamos la construcción de nuestras vidas, de nuestros sentimientos, con el mismo propósito. Quizás cuando dejamos de construir comienza la destrucción de la que habla Calvino. Lo dejo apuntado, juzguen ustedes la validez del pensamiento.
Ando fumando un Delicado, nombre irónico pues el cigarrillo es considerablemente fuerte. Ayer me bañé en el mar por primera vez en el 2006. Me gusta el ritual del primer baño del año; sentir de nuevo el agua del mar abrazándome, siempre generosa, siempre hospitalaria.
Tengo una pereza inmensa por trabajar mañana de nuevo... no debí darme una ducha al regresar de la playa, así al menos todavía sentiría la sal en mi piel. Hay cosas que uno querría mantener en la piel para siempre.
miércoles, 7 de junio de 2006
Alone by Edgar Allan Poe
From childhood's hour I have not been
As others were; I have not seen
As others saw; I could not bring
My passions from a common spring.
From the same source I have not taken
My sorrow; I could not awaken
My heart to joy at the same tone;
And all I loved, I loved alone.
Then- in my childhood, in the dawn
Of a most stormy life- was drawn
From every depth of good and ill
The mystery which binds me still:
From the torrent, or the fountain,
From the red cliff of the mountain,
From the sun that round me rolled
In its autumn tint of gold,
From the lightning in the sky
As it passed me flying by,
From the thunder and the storm,
And the cloud that took the form
(When the rest of Heaven was blue)
Of a demon in my view.
As others were; I have not seen
As others saw; I could not bring
My passions from a common spring.
From the same source I have not taken
My sorrow; I could not awaken
My heart to joy at the same tone;
And all I loved, I loved alone.
Then- in my childhood, in the dawn
Of a most stormy life- was drawn
From every depth of good and ill
The mystery which binds me still:
From the torrent, or the fountain,
From the red cliff of the mountain,
From the sun that round me rolled
In its autumn tint of gold,
From the lightning in the sky
As it passed me flying by,
From the thunder and the storm,
And the cloud that took the form
(When the rest of Heaven was blue)
Of a demon in my view.
A poem by William Blake
Never seek to tell thy love,
Love that never told can be;
For the gentle wind does move
Silently, invisibly.
I told my love, I told my love,
I told her all my heart;
Trembling, cold, in ghastly fears,
Ah! she did depart!
Soon as she was gone from me,
A traveler came by,
Silently, invisibly
He took her with a sigh.
Love that never told can be;
For the gentle wind does move
Silently, invisibly.
I told my love, I told my love,
I told her all my heart;
Trembling, cold, in ghastly fears,
Ah! she did depart!
Soon as she was gone from me,
A traveler came by,
Silently, invisibly
He took her with a sigh.
martes, 6 de junio de 2006
Volver
Es bonito tener un sitio a donde volver, supongo. A veces, yo ya creo que no me quedan muchos sitios a donde volver y sentir añoranza. Hace poco visité mi colegio, y no me pareció muy pequeño, como se supone que deben parecerte los lugares que no has visto desde que eras niño. Mis compañeros se sorprendían de lo diminuto del patio de recreo, de las aulas, de las sillas, mientras yo lo veía todo igual, ni más pequeño ni más grande.
No, ya no son lugares lo que hecho de menos, quizás porque ya no encuentro a penas sentimientos escondidos entre los lugares en los que crecí.
En fin, recién llego de ver Volver, la última de Almodóvar. Estuvimos jugando a ping-pong, tomamos una cervecita y nos fuímos al cine después de tomar unos choricitos fritos con pan y queso, todo gentileza de la abuela de landiman, que luego se enfada si no lo digo. Me encantó Carmen Maura (y mira que no me gustaba nada hasta hoy), me encantó la hermana de Raimunda y, a ratos, Penélope Cruz. El guión me pareció un pelín rebuscado, creo que no era necesaria tanta historia porque la historia del pueblo y las mujeres era suficiente.
Almodóvar siempre retrata una parte de la mujer que sale poco en las películas, quizás porque pocos directores tienen su sensiblidad femenina. Creo que entiende bien a las mujeres, sobretodo a las mujeres que a mí personalmente más me gustan. Hay una fortaleza y determinación en las mujeres que pocos hombres saben ver, porque en el fondo los hombres se acercan poco a las mujeres.
Almodóvar siempre envuelve a las mujeres en una tragedia, una tragedia que acaban resolviendo en la película. Y durante la resolución, es cuando Almodóvar nos presenta su visión de las mujeres, esa fortaleza que aflora en ellas como el instinto de dar a luz, de dar la vida. Son mujeres que lloran, pero son también mujeres muy fuertes. Y sinceras, y honestas siempre a pesar de todo, dos adjetivos que siempre acompañan a la chica Almodóvar.
Cuanto más pienso en Volver, más me gusta y me dan ganas de volver a verla, valga el chiste fácil. Por mi parte, espero siempre regresar a los lugares de mi pasado con la misma calma y la misma felicidad que cuando regresé a mi escuela hace unos días. Aunque a veces, quizás, me gustaría echar más de menos ciertas cosas. Pero eso es ya otra historia. Buenas noches.
No, ya no son lugares lo que hecho de menos, quizás porque ya no encuentro a penas sentimientos escondidos entre los lugares en los que crecí.
En fin, recién llego de ver Volver, la última de Almodóvar. Estuvimos jugando a ping-pong, tomamos una cervecita y nos fuímos al cine después de tomar unos choricitos fritos con pan y queso, todo gentileza de la abuela de landiman, que luego se enfada si no lo digo. Me encantó Carmen Maura (y mira que no me gustaba nada hasta hoy), me encantó la hermana de Raimunda y, a ratos, Penélope Cruz. El guión me pareció un pelín rebuscado, creo que no era necesaria tanta historia porque la historia del pueblo y las mujeres era suficiente.
Almodóvar siempre retrata una parte de la mujer que sale poco en las películas, quizás porque pocos directores tienen su sensiblidad femenina. Creo que entiende bien a las mujeres, sobretodo a las mujeres que a mí personalmente más me gustan. Hay una fortaleza y determinación en las mujeres que pocos hombres saben ver, porque en el fondo los hombres se acercan poco a las mujeres.
Almodóvar siempre envuelve a las mujeres en una tragedia, una tragedia que acaban resolviendo en la película. Y durante la resolución, es cuando Almodóvar nos presenta su visión de las mujeres, esa fortaleza que aflora en ellas como el instinto de dar a luz, de dar la vida. Son mujeres que lloran, pero son también mujeres muy fuertes. Y sinceras, y honestas siempre a pesar de todo, dos adjetivos que siempre acompañan a la chica Almodóvar.
Cuanto más pienso en Volver, más me gusta y me dan ganas de volver a verla, valga el chiste fácil. Por mi parte, espero siempre regresar a los lugares de mi pasado con la misma calma y la misma felicidad que cuando regresé a mi escuela hace unos días. Aunque a veces, quizás, me gustaría echar más de menos ciertas cosas. Pero eso es ya otra historia. Buenas noches.
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