martes, 10 de julio de 2007

Coplas por la muerte de su padre

Por suerte, en el instituto tuvimos siempre a profesoras de literatura, y digo suerte porque a los quince años, la poesía es mejor que te la recite una mujer, a ser posible ya en sus cuarenta largos.

La profesora Romagosa, Quima Romagosa, nos recitaba poesías de memoria. Mi padre decía que señal de que era buena profesora. Y lo era. Recitaba y yo la escuchaba, y en los exámenes disfrutaba explicándole las metáforas, y escribiendo con estilo y pocos academicismos. Porque a Quima le gustaba la literatura y detestaba la historia de los apuntes y los libros de texto, y yo lo sabía, quizás era lo único que aprendí de ella, y seguramente la mejor lección que pudo darme.

Cuando terminamos el curso, le dije que había escogido ciencias, y me acusó de pasarme al otro bando: "usted también, Rovira, como todos, usted podría ser bueno Rovira, yo le creía a usted una sensibilidad especial, pero hace como todos". Le contesté que había escogido ciencias mixtas, que estudiaría literatura, pero prosiguió con su acusación particular y sarcástica, y tenía razón.

Recuerdo que me dolió su desdén, su absoluta indiferencia ante mi intento de justificarme, la manera en cómo ya no volvimos a hablar nunca más de libros en los dos años más que pasé en el instituto.

Con Quima leí por vez primera las Coplas por la muerte de su padre, de Jorge Manrique, y los versos iniciales de este poema siempre los he llevado en algún rincón de mi memoria ram.

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

La muerte parecía lo más trágico, pero este poema nos enseña que el drama verdadero es el recuerdo de lo que fue y ya no es. Cuan presto se va el placer, pero es al recordarlo cuando sentimos el dolor. La memoria es el repositorio del dolor, igual que en la canción de Billie Holiday, a quien también comencé a escuchar a la misma edad: "It's easy to remember, but so hard to forget".

Qué inmenso el placer de escuchar por vez primera a Billie Holiday, de leer por vez primera a Jorge Manrique. Quizás, Quima, si no me hubiera pasado al otro bando, no te recordaría con la dulzura con la que ahora te recuerdo. Me gustaría tomarme contigo unos whiskies ahora mismo, en esta noche cualquiera que me ha llevado de nuevo a tu recuerdo, y seguro que sabríamos entendernos, y lo pasaríamos bien.

Nunca deberíamos perder el contacto con las profesoras de literatura de los quince años. Nos enseñarían más que nuestras madres, y por supuesto mucho más que cualquier amante.

12 comentarios:

  1. estoy de acuerdo, rovira... hiciste como los demas...

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  2. de hecho, tan sólo escribí esta entrada para que pudieras dejar dicho comentario, pues estaba seguro que lo harías :)

    te conozco, amigo jojo, te conozco bien, y tú también seguro pensaste que a mí me alegraría comprobar que, tal y como pensaba, ibas a dejar este comentario, y por eso lo dejaste.

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  3. después de leer tu post me ha sobrevenido una avalancha de recuerdos, con poemas y trágicas decisiones, con figuras indelebles, pero sobre todo con la mitificación que da el paso del tiempo.
    mi profesora de literatura logró exactamente lo que no quería, es decir, que yo fuera de letras.

    gracias, fruitman.

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  4. Sergi S,4:13 p. m.

    M'ha entrat la nostàlgia d'aquells temps i curiosejant la web del ies ernest lluch, he arrivat al teu post! quins temps jaja així que et molava la Quima :D tenia el seu punt sí, jo recordo quan t'acusava de canviar-te de bàndol

    una abraçada

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  5. Anónimo1:54 a. m.

    "Mi padre decía que señal de que era buena profesora. Y lo era. "

    ¿Buena? ¡Excelsa!

    Me ha gustado mucho. Has retratado muy bien a la Sra. Romagosa así que me ideentifico con la mayoría de lo que has escrito.

    Habló un alumno actual de dicha profesora que ya siente que le invade la nostalgia al saber que es su último curso en el centro.

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  6. me alegra que todavía haya gente que encuentre este artículo y me recuerde mis años de instituto... yo la tuve hace más de 15 años ya! cómo pasa el tiempo...

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  7. Anónimo1:40 p. m.

    He llegado por curiosidad aquí buscando antiguos profesores. A Quima la tuve a mediados de los 90, en literatura, un curso, y en lengua, en otro. Yo hice letras mixtas ;) Gracias por los recuerdos.

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    1. pues imagínate, a mi me hace también mucha ilusión ver que todavía hay gente que la recuerda, y que al hacerlo también me hace recordar a mi unos muy buenos tiempos. saludos!

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  8. Hola¡
    Yo también tuvé a Quima como profesora y aunque ya he cumplido medio siglo sigo acordandome de ella. Yo no me pase al otro bando y ahora ya llevo 30 años trabajando en bibliotecas. Me gustaria pedir ayuda, necesitaria contactar con ella para un acto de commemoración que estoy montando de su gran amiga y poeta Maria Marçel Marçal. A ver si logro encontrarla. Gracias anticipadas y me encanta que haya jovenes aún interesados por la poesia.

    Núria

    Mi correo es martinezsn@diba.cat

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  9. Hola¡
    Yo también tuvé a Quima como profesora y aunque ya he cumplido medio siglo sigo acordandome de ella. Yo no me pase al otro bando y ahora ya llevo 30 años trabajando en bibliotecas. Me gustaria pedir ayuda, necesitaria contactar con ella para un acto de commemoración que estoy montando de su gran amiga y poeta Maria Marçel Marçal. A ver si logro encontrarla. Gracias anticipadas y me encanta que haya jovenes aún interesados por la poesia.

    Núria

    Mi correo es martinezsn@diba.cat

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    Respuestas
    1. Pues muy joven no soy, la verdad, ya casi 40 años :) - Me alegra que haya gente que siga visitando este artículo, supongo que haciendo búsquedas por Google. La verdad es que he perdido la pista de Quima, desde que ya terminé el instituto. Supongo que si te acercas allí, sabrán darte datos de contacto. Mucha suerte!

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