domingo, 8 de julio de 2007

Teorías de cerveza

Ktur regresó de México con el pelo recogido y la intimidad dolorida. Nos sentamos a tomar una cerveza en Els Tres Tombs, el Deux Magots de Sant Antoni. Bellas mujeres pasaban ante nosotros incesantemente: muslos de helado de avellana, pechos de horchata, pasos rápidos, ciclistas intrépidas (qué hermosas, las mujeres, en una biclicleta). Inevitablemente, surgió el comentario: ¿de dónde salen, qué está sucediendo, que invasión macabra se está gestando?.

Me alivió comprobar que Ktur compartía mi preocupación. ¿Es algo que nos está suciendo a nosotros, o realmente las mujeres han embellecido de repente este verano, decididas a torturarnos dulcemente como ajenas a la entropía que sus pasos desbocan?

Se plantearon dos teorías. Por un lado, un servidor sostuvo que el turismo y la inmigración son los culpables de todo este descalabro carnal. Mujeres venidas de todos los rincones del planeta, dispuestas a empequeñecernos en nuestras sillas del Tres Tombs, a reducirnos a la calidad de monos en celo mientras el cerebro se nos llena de babas y plátanos eniestos, y todo lo que podemos hacer es regresar cabizbajos a casita, eunucos en un harén globalizado.

Ktur aplaudió la teoría, al tiempo que desarrollaba su propia tesis. En efecto, es un hecho objetivo e innegable que el mundo exterior ha cambiado: hay más mujeres. Pero todo buen filósofo sabe que el exterior no es más que un reflejo de nuestra percepción interior. A punto de cumplir los treinta, o con los treinta recién cumplidos, el abanico se nos abre de par en par. Hemos perdido el miedo. No nos asustan a sus veintitantos bien largos, y los treinta y poco son un objetivo plausible. Incluso algunos pervertidos se atreven con las adolescentes teenagers, y los veintipoco son presas fáciles.

Así pues, terminamos nuestras cervezas, y regresamos a casa. No sabría decir si contentos ante nuestra habilidad sociológica, o más bien aturdidos, pero lo cierto es que el calor de la habitación, paradójicamente, apaciguó mi caldera. No es bueno hacer el amor con este calor. Mejor otra cerveza, y el regreso de un amigo que nunca regresará demasiado tarde. Bienvenido a tu tierra, querido Ktur.

1 comentario:

  1. Qué envidia de cerveza! Un "salut" de copa virtual para vosotros.

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