De pequeño yo fui un gran mentiroso. Me encantaba mentir, me hacía sentir superior a los demás. Descubrí, gracias a la mentira, que el cerebro también sirve para algo, en una época en la que sólo importaba correr más que nadie. Y como yo no podía correr, pues mentía.
Ahora ya sólo miento muy de vez en cuando, por placer o por negocios.
(y la foto no tiene nada que ver, pero la tomé ayer y me gustó cuando la tomé y ahora que la miro, y aquí se la sirvo a ustedes sin retoque digital alguno)
La foto es preciosa. Realmente buena. Es, cómo decirlo, un verdadero reflejo de la vida: un coche bueno, una casa nueva. Es realmente la mejor foto que has hecho nunca.
ResponderEliminarY a proposito de mentir: que buena fot, joder!
;)
;)
ResponderEliminarme gustaron los colores, o la ausencia de colores. me gusta cuando de repente tomas una foto y te queda como en blanco y negro pero con algo de color.
Cesc Gay es un puto burgués de mierda, Trufiman: los problemas de sus personajes mientras cenan en terrazas de 50m no son los nuestros, colega... En la misma honda de la "estética de lo banal", pero mil veces más auténtico, tienes a Jaime Rosales!
ResponderEliminarAbrazos mentirosos...
y nadie comenta nada acerca de tus palabras? Me gusta lo que dices acerca de tu infancia. Todos tenemos un punto flaco y uno fuerte. Lo bueno es averiguarlo y explotarlo. La salsa de la vida. Si algún día te parafraseo en algún relato, te lo haré saber antes. Pero este puntito me dió ideas. Un saludo
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