De color de rosa me quedó el cielo, mientras he fumado tanto que ya no siento. Podría lamentar que no estés conmigo, pero también podría cantarte al oído. En fin, uno puede decidir cómo se siente, y también puede decidir abrir un libro, y leer algo magnífico, y reír como se ríe a los treinta años, ya con una pizca de amargura asomando.
Uno puede convencerse siempre de que su edad es la mejor que puede tenerse, aunque sea con un hijo en la barriga propia o en la que duerme a nuestro lado. Uno puede, ¿verdad? Maldito Uno, que puede.
Nous sommes tombés d'amour par le precieux ciel ici á Barcelona...
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