Hacía tiempo que no les hablaba desde esta ventanita. Es decir, hacía tiempo que no hablaba conmigo mismo, que no me sentaba a escribir con la calma y la paz requeridas. Todavía no estoy en paz, ni tampoco en calma, pero el olor a incienso que llega desde la habitación de landiman me predispone a intentarlo.
Hace unos días me traje a casa los álbumes de fotos de mi año en Berkeley y del posterior viaje por Europa. Mis amigos, tan cabrones como los pájaros de la Albada de Gil de Biedma, me dicen que se me ve muy jovencito en esas fotos. Tenía 23 años, y ahora 29. ¿Tanto se nota? Es verdad, tengo unos millones de pelo menos, y tres o cuatro tragedias a mis espaldas que ya no me permiten caminar con el alma completamente erguida.
En fin, landiman toca el saxo en su habitación, y a mí me gustaría ahora mismo hacer el amor con todos ustedes, pero ustedes no están y yo debería dormir. Poco a poco nos iremos viendo más a menudo.
reencuentros someros por medio someros... en el somo tú y yo, de nuevo
ResponderEliminarcon huevo
como capitán genovevo...
dear fruitman a veure si escriu més cosetes
ResponderEliminarB.C.
saluts!
Divertido y divagador contando pelos ...
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