domingo, 28 de noviembre de 2004

Frío

Nos sentamos con Jorge en la placita: ya no quedaba ningún bar abierto, pero la noche no parecía querer terminar tan pronto. Quisimos tomar algo en un hotel de cinco estrellas, pero el piano bar estaba ya cerrado: pensé en el piano bar de Lost in Translation, espacio indiferente al tiempo en donde Scarlett siempre nos espera dispuesta a seducirnos con su belleza perfecta. Jorge dijo que querría ser rico para poder pedir una habitación en el hotel y vaciar el minibar a base de tragos y una borrachera tremenda.
El banco estaba muy frío. Nos sentamos, y el frío pareció freir de frío a las palabras que querríamos decirnos. Es difícil hablar con el frío tan frío. Mencionamos a Torjman y su cinemascopas, el nuestro, esa revista imposible en donde definir la crítica cinematográfica de los próximos cincuenta años. Estuvimos de acuerdo en que la línea editorial debería ser estricta: sólo los mejores textos poblarían las hojas binarias de nuestro cinemascopas. Hablamos de la edad que tenemos, sin grandes frases o pensamientos que ahora pudieran aliviar la pesadez de este escrito con toques de genialidad y suspicacia mágica, belleza pura, palpable, sentida en la palabra al instante. No, no existieron tales palabras entre nosotros en aquél momento preciso. Y volvimos otra vez a mencionar a Torjman, y a Cahiers du cinéma, y a Film Ideal y a Lamet, gran Lamet. Recuerdo que Jorge decía que Lamet decía en una entrevista: "Sí, bueno, esta película, para el espectador de la calle, es brillante, perfecta, conmovedora. Sin embargo, para el intelectual, la película es un bodrio." Y el entrevistador respondía "Lamet, es que yo admiro esta capacidad que tú tienes para ponerte en la piel de lo que llamas el espectador de la calle" Y Lamet remataba: "Bueno verás, es que yo como Lamet, cuando veo una película, puedo desdoblarme en varios Lamets: el Lamet espectador de la calle, el Lamet intelecutal. Puedo hacerlo, me desdoblo sin problemas". Y nos reímos y yo me reí, imaginándome a Lamet en Qué Grande es el Cine, desdoblado en dos Lamets, así, independientes. Tendrían que ver a Lamet y me comprenderían al instante. Qué gran hombre, Lamet, cómo voy a hecharlo de menos cuando falte. De Prada promete, pero es que Lamet no puede sustituirse. Ay nada, que todo esto empezó tan sólo por explicarles lo que más me gustó del frío de la placita. Y es que de repente, nos dimos cuenta que teníamos el culo helado, y nos levantamos muertos de frío, como si de repente fueramos verdadera(mente) conscientes del alcance verdadero del frío. Así que comenzamos a andar y Jorge dijo te acompaño a buscar el taxi, y mientras íbamos a por el taxi al lugar que Jorge sabe por experiencia que siempre hay taxis, mientras íbamos a por el taxi decía, Jorge de repente me suelta "sí, porque yo de todo lo que me he planteado que estudié en la carrera de física, hay una cosa que de verdad no entiendo para nada: y es la luz. Nos colaron la falacia esa de la onda y la partícula, pero luego con la cuántica ya es que se lío todo y yo ya no entiendo nada de la luz. Y es muy fuerte que seamos físicos y no tengamos una idea clara de lo que es la luz, ¿no?". Y bueno, otro día les cuento lo que respondí. Porque yo creo que sí sé lo que es la luz.




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