viernes, 26 de noviembre de 2004
Stoned
Like a rolling stoned. That's how I am now. Of course, I didn't grade the projects of my students: they waited for 8 days, they can wait one more day (shit: how i hated that late graded course project when I was a student... growing up is the story of a betrayal) Y qué bonito suena betrayal. Un torrente de agua, suena betrayal. Como Rayuela suena betrayal. Como una Rayuela modesta, tímida, nunca majestuosa. No, eso sería traicionarla. Buscar el adjetivo puro en lo impuro, la belleza incontestable en cada oración. Porque Rayuela es orar, no escribir. Y lo digo yo, que tambien suena betrayal, que no la he leído. Yo, rayuelo betrayado, que distraigo las horas (hu)(s)meando en mi cerebro con el humo del tráfico y del chocolate. Qué poco betrayal suena chocolate. Escribo en castellano en pos del inglés, de betrayal. Escribo, y debería orar: ¿cómo? Orar: el aluminio de la ventana se clava en mi pecho derecho, mirando al corazón. El corazón no siente nada, y sin embargo la lanza clavada en el otro pecho provoca dolor. ¿De dónde viene, dónde nace ese dolor si el corazón no siente? Quizá el corazón nada tenga que ver con el ese dolor. ¿No es entonces el dolor, aún, más terrible, cuando ya nada puede hacer el corazón? No sé que digo, y sin embargo siento la punzada de aluminio terrible en mi pecho derecho. Sí, ustedes tampoco tienen ahí el corazón, cerciórense tocando, ya verán. Todos tenemos el corazón a la izquierda: esa es la verdadera asimetría del mundo. Por esta razón tan simple, y a la vez tan compleja, la ciencia nunca podrá desvelar el misterio del mundo. Todos los latidos nacen del mismo lado. Y sin embargo, qué superior la sonoridad exquisita de derecha frente a izquierda. Porque la sonoridad de izquierda es absolutamente horrorosa, más aún si tenemos en cuenta lo importante que es la izquierda, el corazón a la izquierda, en este mundo: nada más y nada menos que la única asimetría verdadera. Qué jilipolleces digo y, sin embargo, cuánto me cuesta desmentirme, cuánto me cuesta parar de escribr, de orar. No puedo, no quiero. Ya te lo dije hoy, Torjman: tenemos que escribir ese libro. Te lo dije y me contestaste Rayuela, maldito betrayal. ¿Qué puede enseñarme que ya no sepa, que ya no pueda saber, no quiera? Es tarde y me dices aún que lea. ¿No ves que ya debería dormir mi sueño? ¿No ves que mañana I have lots of stuff to do? Really, I don't know. Beauty is in the shape of a tree leave, but we just can't retain it forever. One day it goes and... pluf, you never get it again. The story of a betrayal.
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