viernes, 9 de diciembre de 2005

Laberintos

Hemos decidido ir al laberinto. La verdad es que nunca he estado en ninguno (real) y me hace bastante ilusión: supongo que todavía conservo ciertos mitos infantiles (recordáis la peli del laberinto, con David Bowie me parece?)
Me pregunto quién inventaría el laberinto, y para qué. Debió ser un aristócrata como los aristócratas de antes, capaces de inventar el laberinto o un sandwich. Supongo que debía buscar un poco de soledad, o escapar de su horrenda esposa para leer un rato tranquilamente. O quizás era un tipo maquiavélico que gustaba de meter a sus sirvientes en el laberinto, y observarlos desde arriba, como hormiguitas, buscando la salida...
Pero vaya, que mientras escribo recuerdo la leyenda del minotauro, y me doy cuenta que esto de los laberintos ya viene de largo... aunque el propósito podría ser el mismo. Yo, por mi parte, tengo ganas de entrar en uno, y quizás perderme durante unos instantes y perderla durante unos instantes... luego nos reencontraremos, y volveremos a entrar en ese laberinto mucho más complicado, el del amor y el odio y el miedo y el dia a dia de nuestra relación. Definitivamente, los laberintos infantiles son un juego de niños.

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