lunes, 19 de marzo de 2007

Caminos

Por algún motivo, he terminado buscando el nombre de un antiguo compañero de facultad en el google. Para ver qué hace, qué ha sido de su vida, esas cosas. Pura nostalgia, o quizás simplemente puro pasar el rato. Entonces he leído que está en Madrid estudiando filosofía de la física, algo que yo ya sabía, y he comenzado a leer las biografías de los miembros del equipo de investigación con el que trabaja.

Y he sentido algo de envidia, la verdad, parecen tipos y tipas muy interesantes. Una de ellas incluso estudió en la London School of Economics, como yo. Y bueno, como uno siempre quiere lo que no tiene, he pensado: ¿Qué guapo dedicarse a estudiar filosofía de la física, verdad?

Pues sí, eso he pensado yo. Qué guapo y yo qué vida tan burguesa me estoy cocinando. Tan convencional. Pero entonces me he descargado un artículo que mi compañero de facultad ha escrito, y he leído el abstract, y me he dado cuenta de que, hagamos lo que hagamos, siempre nos empeñamos en ensuciar la belleza esencial de las cosas. Dice así, el abstract:

"In this paper we claim that the notion of cognitive representation (and scientific representation in particular) is irreducibly plural. By means of an analogy with the minimalist conception of truth, we show that this pluralism is compatible with a generally deflationary attitude towards representation. We then explore the extent and nature of representational pluralism by discussing the positive and negative analogies between the inferential conception of representation advocated by one of us and the minimalist conception of truth."

Pues va a ser que estudiar filosofía de la física no es tan guapo como parecía. Torjman es sabio, y yo mañana me largo a Londres. Espero escribiros algo desde la habitación del hotel.

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