Y yo no sé si fue una buena noche, o una noche mala, pero es cierto que faltaban exactamente tres meses para mi 28 cumpleaños, y a ratos fui muy feliz.
Sé que fui feliz, porque no quería que la noche terminara nunca. Pero el tiempo no entiende de palabras, y aquí estoy otra vez. Esperando a que Javi me conteste que llegó bien a casa. Esperando a que el tiempo vuelva a mostrarme el camino que no haga daño a nadie, y que os haga felices.
A veces yo tampoco me acuerdo de nada y, sin embargo, me acuerdo de todo. La memoria, los sentimientos, son como el tiempo, son el tiempo: tan sólo suceden.
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