sábado, 7 de enero de 2006

Txell

Esta noche, Txell fue la que encendió la chispa e hizo que sea posible que ahora me encuentre aquí, a las 4:35 de la noche casi madrugada, escribiendo, cuando me juré esta tarde que el sábado quería levantarme pronto para trabajar.
Pero es que apareció Txell, con esa voz, de repente, apareció Txell Sust junto al piano, con esa camisa de seda china, esos pantalones ajustados, esas botas de cuero y tacones largos... y ese chorro de voz. En fin, no pude resistirme.
Baste decir que esta noche, he llegado a afirmar que Txell Sust no tiene nada que envidiarle a Norah Jones. Y bueno, quién me conozca sabrá que Norah habita en mi pequeño olimpo de las cosas que valen la pena en este mundo.
Pero sí, durante unas canciones Txell (Sust) :) me hizo feliz. Y en algunos momentos, su voz y su cuerpo me permitieron, otra vez, acariciar la belleza de lo simple. Entonces fue cuando sucedió. De repente, me vi subiendo al escenario. Y Txell no pareció sorprenderse, al contrario, saludó mi llegada con una sonrisa que pulverizó cualquier miedo o verguenza que pudiera tener aún. Y canté junto a ella el "all right, ok, you win, I'm in love with you". Y fue fantástico. Estaba limpio, purificado al fin, como te dije en el mensaje que luego recuperaste en tu blog.
Cantaba, y nada podía distraerme de la felicidad que me abrazaba. Creo, incluso, que canté bien, porque bajé del escenario y no vi caras raras, y oí muchos aplausos y algún grito salido de tono de mis colegas. Luego Txell siguió cantando, y terminó su concierto, y ya no la ví más.
A punto de terminar el concierto me fui a la barra y escuché desde ahí todo el último bis. Esperé por donde tenían que pasar los músicos, pero a ella no la ví. Deambulé por Jamboree un rato más, incluso baile con los colegas, pero no debió pasar más de media hora porque al salir todavía no era la una, y el conciertó había empezado casi a las once.
Me pusieron un sello en la mano al salir, a pesar de que no pensaba regresar, y entonces apareció. Estaba hablando con alguien, me vió, sonrió, interrumpió dulcemente a su amigo y se acercó a mí para decirme algo. Las luces de la plaza real eran un cuadro impresionista, y el frío de la noche me recordaba a Paris.
Y ahora sigo aquí, a las 5:03 de la mañana, escuchando "I don't want to get over you", cantada por Willie Nelson y Norah. Norah Jones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario